El relieve terrestre hace referencia a las formas que tiene la corteza terrestre o litosfera en la superficie, tanto al referirnos a las tierras emergidas, como al relieve submarino, es decir, al fondo del mar. Es el objeto de estudio de la Geomorfología y de la Geografía Física, sobre todo, al referirnos a las tierras continentales e insulares. La geomorfología es una de las ramas de la Geología, que se engloba con otras ciencias dentro de las Ciencias de la Tierra.
1. Planicies. Extensiones de terreno llano o al nivel del mar.
2. Eminencias. Partes de terreno relativamente elevado respecto al nivel del mar.
3. Depresiones. Terrenos de nivel relativamente menor que el nivel del mar.
Dentro de este grupo podríamos incluir a los tres tipos mayores del relieve terrestre (tanto con relación a su extensión como a su importancia): Los macizos antiguos y escudos, las cuencas ollanuras sedimentarias y las cordilleras recientes levantadas durante la Era Cenozoica en su Período Terciario ó Paleogeno entre las épocas del Eoceno y Oligoceno hace 50 millones de años aproximadamente.
Constituyen las formas de relieve de formación más antigua que existen, sobre las cuales se ha ejercido una acción muy larga e intensa de las fuerzas erosivas y, en algunos casos, fuerzas internas que realzaron esos relieves y, por lo tanto, los rejuvenecieron. Por regla general, este rejuvenecimiento de los relieves más antiguos de la corteza terrestre se realiza por levantamientos generales en amplias zonas debido a la acción de las fuerzas internas sobre las propias placas de la Litosfera. El resultado es la formación de un relieve invertido, en el que los sinclinales ocupan las partes más elevadas del relieve, mientras que los anticlinales resultan vaciados al ser atacados desde un principio por la erosión. Un ejemplo de este tipo de macroforma sería el escudo Fenoscándico.
Son terrenos poco accidentados y bastante bajos, normalmente no superan los 200 metros de altitud. En Latinoamérica predominan los de tipo sedimentario, es decir, llanuras rellenadas por arrastre de sedimentos. En muchos casos poseen algunos recursos mineros (yacimientos petrolíferos) forestales y agropecuarios.
Son las alineaciones montañosas de levantamiento más reciente, generalmente levantadas durante el Terciario o Cenozoico, es decir, son macroformas del relieve generalmente cercanas al Pacífico, como son las cordilleras alpinas, la de los Andes, Himalaya y muchas otras. Constituyen las partes más elevadas del relieve terrestre debido al corto tiempo geológico en el que ha actuado la erosión.
En México se le conoce como Sierra Madre Occidental; con 1.200 km de longitud, alturas que sobrepasan los 2.000 metros e inactividad volcánica. Luego al extremo Sur de México, en el Golfo de Mexico se une a Sierra Madre Oriental, formando así una sola cadena montañosa. En Centroamérica la cordillera recibe el nombre de Andes Centrales con presencia de vulcanismo, exceptuando el tramo de Honduras. En América del Sur se le da el nombre de cordillera de Los Andes, la cual se extiende por 9.000 km desde la zona de Yaritagua hasta el Cabo de Hornos; siendo ésta relativamente joven y actuando como biombo climático, de gran actividad volcánica, con formas abruptas y recursos hídricos y minerales. Es así que la cordillera se hunde en el paso Drake y reaparece en la Antártida con el nombre de Antartandes.